A la vieja le encantaban los gatos. Se lo encontró muerto de hambre y se lo quedó.
Para que nadie lo buscara ni preguntara por él salió esa noche y fue quitando uno por uno los cien carteles que habían colgado Jorge y Natalia ayudados por el policía.
Cuando al día siguiente Jorge y Natalia fueron al parque para buscar a Mishi no vieron los carteles por ninguna parte.
Se quedaron intrigados pero pensaron que Mishi había encontrado un nuevo amo.
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